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Un espacio que propone reflexionar sobre el urbanismo y la arquitectura en Euskadi.

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Cities and collaborative architecture.

Ramon Barrena Etxebarria

Aitziber Etxezarreta

Enkarni Gomez Genua

Cristiana Marcu

Alex Mitxelena Etxeberria

Beatriz Moral Ledesma

Irune Suberbiola

 

 

The main objective of this research is to bet on an architecture that satisfies human needs and that makes it easier for people to enjoy a good life, with a special emphasis on the importance of the community for this. Without a doubt, a very ambitious project.

Our initial interest was to face housing in order to respond to the needs of care, so our first reflection had these as its axis. However, and despite the fruitfulness of the debate, the term was finally restrictive for us. That is why we have come to speak in terms of fundamental human needs and a good life.

The good life constitutes a challenge for which architecture must define its contribution, defining solutions and ways of approaching the subject from its own perspective.

For only a few decades, in a society like ours, caring has been done in isolation (thus being unsustainable and invisible), with the design of the home and its surroundings that are a faithful reflection of this evolution: their spaces, reinforcing the nuclear family as a unique model and isolating it more and more from its environment.

2019
Housing Lab
Phase 2020

``The purpose of housing as a theme does not lie in the design of the project, not even in its construction, but in the most sublime and profound act of inhabiting. ``

Fragmentos selecionados (VO): 

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Se trata de promover espacios no jerarquizados ni monofuncionales, de pensar en espacios en los que sucede la vida, con toda la complejidad que implica, donde sucedan cosas, aunque eso implique cierta incertidumbre o desorden.

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visibilizar, recuperar y fortalecer las prácticas que se siguen realizando de forma espontánea en ciertos entornos que generan espacios propicios al encuentro, al intercambio, a la creación de vínculos, y que favorecen la creación del sentido de comunidad.

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Sin menospreciar el valor de la intimidad, no podemos ignorar que el aislamiento puede ser tan indeseable como la falta de privacidad: puede ser vital para una persona mayor o enferma que alguna vecina o vecino tenga la llave de su casa y que pueda acudir en su ayuda si así lo necesita, o para que participe de su cuidado de forma regular.

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Pero no solo importa la calidad de las relaciones entre las personas, sino que también se deben tener en cuenta otros aspectos más relacionados con el desarrollo o el bienestar personal, como son la expresión, la creatividad o la tranquilidad. Nuestros espacios tienen que ser capaces de acoger la expresión y la creatividad, que puede ser desde un panel donde poner mensajes hasta una pared para pintar, un lugar para exponer, un escenario donde actuar, una cocina comunitaria, etc. Y también tienen que garantizar cierta tranquilidad, donde no nos atruene el ruido, donde podamos llevar a cabo actividades más tranquilas o solitarias, como leer, escribir, meditar.

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La comunidad ideal debería buscar este difícil equilibrio entre la seguridad y la libertad, entre la privacidad y el cuidado mutuo, entre la expresión libre y la tranquilidad, algo tan complejo como deseable. De modo que se trata sobre todo de eso, de una constante búsqueda de un equilibrio que será muy difícil conseguir de forma permanente.

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otro diseño de los edificios de viviendas es posible y existe. Un diseño que es capaz de sobrepasar la idea de hogares- bunker, donde los espacios comunes dejan de ser pasos anónimos para ir de un lugar funcional a otro; que considera los espacios comunes como una oportunidad más que como un problema; que utiliza estos espacios para tejer comunidad y generar vida; y que otorga a esos espacios visibilidad, singularidad e importancia, y además no escatima en recursos para dotarlos.

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…un edificio articulado en torno a buenos espacios comunes (recursos comunes, a fin de cuentas) mejora la calidad de vida de las personas, no solo porque les permite acceder a recursos que de otro modo serían inalcanzables individualmente, sino también porque representa la oportunidad de tejer esas redes que tan imprescindibles nos son para poder alcanzar una vida buena. Si la interdependencia es nuestro rasgo característico, hagamos de ella una virtud y no un defecto.

Ramon Barrena Etxebarria

ramon.barrena@ehu.eus