Fragmentos selecionados (VO):
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La necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para paliar los efectos del cambio climático supone hacer un uso más sostenible de la energía para lo que será necesario reducir la demanda energética, maximizar la eficiencia de los sistemas y usar energías renovables.
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El consumo energético de los edificios del sector residencial y terciario supone en torno al 40% del consumo total en la Unión Europea. Si nos centramos en el sector residencial el consumo supone el 25% del total. En el caso particular del estado español, el consumo de energía asociado al sector residencial representa el 17% del total (IDAE, 2011). El análisis detallado del hogar español medio indica que la calefacción es el servicio con mayor coste energético y supone en torno al 47% del total del consumo de una vivienda.
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Para regular el consumo de energía, la Unión Europea publicó la Directiva Europea de Eficiencia Energética de Edificios (2010/31/EC) que establece que todos los edificios nuevos que se construyan a partir de 2020 deberán ser de consumo de energía casi nulo (Nearly Zero Energy Buildings). Los edificios deberán tener, por tanto, un nivel de eficiencia energética muy alto y la cantidad casi nula o muy baja de energía que requieran deberá estar cubierta, en muy amplia medida, por energía procedente de fuentes renovables.
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La necesidad de ventilación para expulsar el aire viciado en los edificios de viviendas provoca que gran parte de las pérdidas de energía térmica se deba a las renovaciones de aire. Estas pérdidas por ventilación cada vez adquieren mayor importancia debido a que los edificios cada vez están mejor aislados y son más herméticos. Por tanto, siendo el objetivo a corto plazo construir edificios de consumo energético casi nulo, es necesario incidir sobre la optimización de la ventilación.
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Los invernaderos permiten captar la radiación solar y calentar su aire interior de una forma simple, económica y eficaz. El vidrio es transparente a la radiación de onda corta, pero opaco a la radiación de onda larga. De esta manera, cuando los rayos del sol atraviesan el vidrio del invernadero, la radiación es absorbida por los elementos de su interior, que se calientan, emitiendo radiación de onda larga que no puede salir, lo que provoca el calentamiento del espacio interior. Para reducir el consumo energético de los edificios es común el uso de invernaderos adosados a las fachadas o galerías acristaladas, pero su instalación en la cubierta, en cambio, no ha sido estudiada en profundidad, a pesar de que cuentan con importantes ventajas con respecto a los adosados a las fachadas. Su instalación en la cubierta permite realizar el acristalamiento con el ángulo que se desee, lo que posibilita que las ganancias solares sean mayores.
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La forma y el volumen del invernadero no están tan limitados y además, en las cubiertas existen menos exigencias estéticas y urbanísticas. La posibilidad de que otros edificios o elementos sombreen el invernadero también es menor. Por otra parte, como el sistema de ventilación mecánica habitualmente coge el aire de admisión en la cubierta, es posible utilizar el invernadero para precalentar dicho aire. El uso del sistema de ventilación permite introducir ese aire precalentado de una manera fácil y eficaz en el interior del edificio. Además, en estos invernaderos es posible sustituir el vidrio por un panel fotovoltaico transparente para producir electricidad además de precalentar el aire de ventilación.
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El objetivo principal de la actividad es demostrar que es posible obtener importantes ahorros energéticos mediante la instalación de estos invernaderos en la cubierta de los edificios, para ello se cuantificará el ahorro esperado.
