“A este fin se colocan tres piezas en el paisaje atendiendo a la topografía y a la condición de sándwich entre el cielo y el mar
que tiene la parcela: crematorio, tienda de flores y pabellón para la memoria.
Además, se habilita un área de enterramientos naturales en una zona arbolada a los pies del terreno”
Proyecto
En nuestra sociedad, los ritos que siguen a la muerte y el recuerdo de los fallecidos estaban en manos de la religión. El abandono de la práctica ha llevado a una crisis acerca de cómo afrontar la realidad biográfica del fin da la vida, por la que todos los hombres/mujeres pasan sin remedio.
El ejercicio busca dar una solución digna a una clase de edificio tal vez olvidada, o que no está recibiendo la atención que merece. También el contexto (Igeldo) se ha escogido con la intención de sacar la muerte de su habitual emplazamiento en un no-lugar, donde es difícil que las necesidades simbólicas del hombre/mujer queden satisfechas. En otras palabras, el edificio del crematorio existe porque importa, tal vez no lo proyectemos para el público necesariamente, pero debe ser un escenario a la altura de la obra que en él se representa – esto requiere un producto cultural de alta calidad.
A este fin se colocan tres piezas en el paisaje atendiendo a la topografía y a la condición de sándwich entre el cielo y el mar que tiene la parcela: crematorio, tienda de flores y pabellón para la memoria. Además, se habilita un área de enterramientos naturales en una zona arbolada a los pies del terreno.
