Fragmentos selecionados (VO):
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Vivimos en una ciudad mono-funcional, en un escenario de cambio climático y en plena adaptación a nuevas economías donde las herramientas digitales abren nuevas maneras de trabajo has ahora impensables. Este es el punto de partida de nuestro trabajo y desde el que iniciamos un trabajo de inventariado de multitud de datos que nos permitan entender los parámetros en los que la ciudad de pasado mañana va ha funcionar.
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Cuando echamos la vista atrás hacia la forma en que hemos organizado este impulso de crecimiento urbano, podemos comprobar cómo un tipo de programa ha quedado sistemáticamente excluido: el que corresponde a la economía productiva. La economía productiva ha abandonado el centro de la ciudad para asentarse en la periferia, ya sea la que está próxima o completamente aislada de la ciudad. Los empleos ligados a la economía productiva, a la fabricación, al mantenimiento, a la reparación, etc., también deberían participar de la vida de la ciudad. Hoy en día, nuestras ciudades no son ciudades completas.
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En la inmensa mayoría de proyectos de desarrollo urbano de la era industrial y post industrial, la vivienda ocupa la parte principal del programa. Sabiamente, se añaden algunos terciarios, unas cuantas oficinas y algún equipamiento público, tratando de incentivar también la aparición de bares, tiendas y restaurantes, con el deseo de que cada nuevo proyecto urbano pueda llegar a conformar un verdadero “barrio vital”.
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El cambio climático es una realidad, y nuestros núcleos urbanos son victimas y a la vez culpables de esta situación. Si a los cambio que se están produciendo en la ciudad sumamos la vulnerabilidad de muchos de nuestro núcleos urbanos costeros no nos queda mas remedio que actuar ya sobre el tejido existente. El barrio productivo puede ser una solución de amplio espectro para algunos de los problemas que estamos describiendo. “
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Se considera el contraste entre los dos grandes modelos de gobierno urbano en relación con las realidades cada vez más mestizas y plurales del continente europeo: el modelo de integración republicano y el modelo de gestión comunitaria británica; ambos fracasados a la luz de los indicadores de desigualdad y de la sucesión de revueltas de la última década.
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Los signos del calentamiento global son cada vez más notables, ya que las indicaciones de los cambios en la limitación de este aumento de la temperatura también están comenzando a destacar. Por otro lado, también está en marcha la tercera revolución industrial. Las zonas industriales que nos rodean serán testigos de este cambio, que puede ser un momento para cambiar el estado actual de la estructura, el territorio y el medio ambiente.
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Estamos ante un oportunidad única para repensar el modelo de ciudad que necesitamos, en qué tipo de barrio queremos vivir. Eliminar el desajuste espacial y social entre el habitar y los espacios de trabajo y ocio.